
A ojos de cualquiera se diría que estabas totalmente atenta a lo que decían tus compañeras de mesa, reías e intervenías en ocasiones para hacer tu pequeña aportación a lo que se debatía, mientras paladeabas aquel postre de canela, con verdadera devoción y placer.
Pero eso, solo era a ojos de los demás...
Yo tenía clara tu intención, sabias perfectamente que
yo desde algún punto observaba y eso te hacia engrandecer-te en cada
movimiento, al saberte devorada en la distancia, y presumiendo, que entre
tanta gente estabas a salvo de mí y de un posible ataque frontal.
El simple hecho de cruzar tus piernas era un
espectáculo calculado y deliberado para mis ojos.
Hacías rozar tus rodillas hasta separarlas
ligeramente, para después levantar la pierna y deslizarla contra la otra
dejando que tu falda se subiera unos cm más.
El camarero se acercó a vuestra mesa y en voz suave y
calma te informó de que tenías una llamada telefónica en la recepción del
hotel.
Anduviste hasta el mostrador y con cuatro frases diste
por concluida la comunicación.
De regreso a tu mesa, te paraste para buscar algo en
tu bolso junto a un espejo.
Se oían las voces y el barullo de la gente, entradas y
salidas, y entre el bullicio me distinguiste acercándome.
No hubo gesto alguno que mostrara alteración en ti,
jugabas fuerte, y esta vez creías que el tanto seria para tu marcador.
Dando un último toque a tus labios con la vaselina,
recogiste tu bolso y avanzaste hacia mi segura, radiante deslizándote con
aquellos tacones de aguja que te hacían esas piernas de infarto, nos cruzamos
tanto en paso como en miradas, y ni tu aflojaste ni yo me retire.....
Sujetaba firmemente mi bolso cuando fui literalmente
arrastrada por ti debajo del hueco de las escaleras que llevaban a la primera
planta.
Sonreías con esa mueca triunfante, sabias que yo no hablaría
para ser descubiertos y con un mordisco a mis labios me obligaste bruscamente a
abrir la boca, metiéndote en ella y paladeando mi sabor a tus anchas.
No siempre se está a salvo de todo, mi lady, me dijiste,
y acto seguido introdujiste un dedo invasor en mi ropa interior bebiéndote a
continuación el gemido que salió de mi garganta.
comenzaste una batalla en mi boca recorriendo cada cm
mientras como hermano gemelo tu dedo entre mis piernas imitaba el movimiento q
hacías en mis labios.
Cada empuje de tu lengua equivalía a una embestida de
tus dedos dentro de mí, uno, dos...perdí toda noción de tiempo y lugar, solo sé
que quería más, que te quería a ti, en ese momento, en esa escalera entre tanta
gente que podía pasar y descubrirnos, pero me daba igual y así te lo dije.
Tú, reacción fue más violenta aun,
desabrochaste tu pantalón y levantándome una pierna para abrazar tus caderas
reemplazaste tus dedos.
Solo fue un roce un maravilloso roce que me hizo
elevarme hasta ti buscando la unión completa.
Ahora ya sabes lo que es que te dejen a medias sudando
y con la garganta seca de necesidad.
la próxima vez no seré tan suave señorita, con una última
incursión a mi boca terminaste diciendo, a partir de este momento, ya si hay
dos jugadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario