miércoles, 14 de enero de 2015

DIARIO INACABADO DE UN ADOLESCENTE.

La ventana del cuarto apenas cubierta con aquella cortina, era la única protección de la que disponía para no ser vista.
 Cada día empeñaba un tiempo de su vida en observar esas manos que sujetaban aquella pluma y esos rizos que dejaba ver al inclinarse para escribir.
Que había en esas líneas?
En ocasiones le veía levantar la cabeza y con la mirada perdida en el cuadro que suponía su ventana  le veía como se dejaba llevar por la imaginación para después, acto seguido, reanudar su relato con una sonrisa.
Sus labios...
Cuantas veces había imaginado  ella ser presa de ellos? Pero las pocas veces que se habían cruzado el tan siquiera la había mirado.
Aquella tarde el salió a toda prisa, el autobús no esperaba a nadie , iba cargado como siempre de mil libros y por la velocidad que llevaba no se dio cuenta de que uno en concreto se deslizaba de sus manos y quedaba desparramado en el suelo.
Quise gritarle para que volviera, pero viendo que ya subía al autobús lo di por perdido.
Baje a la calle y como quien coge a un recién nacido levante del suelo esas cuartillas que aun embarradas yo adoraba.
Aquel día espere y espere en la ventana, verlo regresar, pero las horas pasaban y el no aparecía.
Su cuaderno irradiaba luz propia, ahí, entre esas pastas de cartón estaba
el objeto de mi deseo, y yo por cobardía o por respeto aun no había sido capaz de abrirlo. 
La tensión me podía, el reloj no avanzaba, y su puerta no se abría.
El reflejo de unas luces contra mi ventana me despertó, me debí quedar dormida esperando.
Abajo en su puerta estaban un par de agentes que hablaban con su madre, no hizo falta escuchar, la expresión de su cara me lo dijo todo.
Los días han pasado, mi tristeza solo me dejo salir para darle mi último adiós, me escondí como hacia siempre que necesitaba no ser vista entre las ramas de aquel enorme árbol que con sus brazos y hojas caídas parecía que lloraba a la vez que yo.
Cuando llegue a casa, el cuaderno ya no brillaba, mas bien parecía hacerme burla y reírse de mí por cobardía.
 Me senté y con manos temblorosas acaricie sus pastas, y comencé a leerte.

Diario que me acerca a ti: 
Día 1.
Las clases ya han empezado, todo es normal, gente que corre por los pasillos y ni cuando choca contigo y desparrama tus cosas por el suelo se para a saludar, vivir en esta zona y como nuevo, no está siendo la maravillosa aventura de la que mamá hablaba…
Día 5.
Parece que no estoy solo en este lado del universo, al parecer tengo una vecina en frente y parece ser de mi edad, y digo parece por que vive escondida entre libros melena y cortinas.
Hoy la vi en el instituto, no me saludó.
Día 15.
Se sienta siempre al final de la clase a la izquierda, y hoy por fin la vi sonreír, sus dientes son blancos y bonitos y sus ojos rieron a la vez que ella, me pareció que podía ser bonita.
Día 30.
Sé que está ahí, la veo todos los días, sé que me observa, se esconde entre las cortinas de su cuarto, pero solo porque no entiende lo bonita que es y lo que la deseo.
Algún día la parare por la calle y la invitare a dar un paseo o tomar un simple helado, de que le gustaran? Sería interesante sorprenderla sabiéndolo. Tendré que investigar!
Día 74.
Hoy la llame cuando cruzaba, fue en uno de esos pocos arranques de valentía que tengo de vez en cuando, la mala suerte de ese camión pasando a la vez, creo que fue lo que hizo que no me escuchara y por lo tanto ni se volviera.
Anduve detrás de ella todo el camino a casa hasta verla entrar en la suya.
Mi imaginación me regala la idea de que justo cuando iba a entrar giro un poco la cara y me miro por unos segundos… 
Lo tengo decidido, cuando vuelva de entregar el trabajo de ciencias pasare por su casa y la invitaré a salir, la llevare a cualquier sitio para hablar, hoy solo le diré que se que existe.
Mañana que yo si la veo.
quizás pasado....
 Quizás pasado por fin,me atreva a besarla.


FIN.

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