Desate mis zapatos y con ellos en la
mano comencé a vagar por aquella playa.
El ruido de esas olas y las
caricias de la arena acogiendo mis pies, se convirtieron en ese mágico
sedante que mi cuerpo y mi mente buscaban.
Comenzar por el final era una buena
forma de asimilar, el caos que de pronto me alcanzaba de lleno.
Un final irrevocable, y con tremendas
consecuencias, de las que yo y solamente yo me había convertido en la
responsable, desde aquel momento.
Recordarlo aún me provocaba tal sequedad
de garganta que en ocasiones me impedía hasta respirar.
Ese temido NO PUEDO! Que vi en tú cara,
solo fue el preludio a la reacción que
siguió cuando verificaste que
efectivamente él estaba dentro de mí y creciendo.
Y aunque en mi interior sabía que así
seria, hoy aún sigue clavándose en mis entrañas destrozando a su paso alma y
corazón, sin reconstrucción posible.
Un latido, ese pequeño e insignificante
latido en aquel monitor, convirtió de repente noches de caricias y entrega, en
un miedo atroz que caló tan dentro en ti que en su defecto me devolviste tú indiferencia en un principio y tú abandono
como final.
Ya está…. como tantas veces que volvía a
caer en la desesperación, recordé lo que había en mi bolsillo y sacándolo de
nuevo contemplé aquella imagen.
Una vez más me había dejado llevar
por cosas que a la hora de la verdad, solo demostraron ser pasajeras, cuando lo
importante y duradero hasta mi muerte estaba frente a mí, en aquel papel.
Su latido aun tenue, se haría fuerte en
el nido que hoy yo le brindaba… y solo él, aun con su ínfimo tamaño, sería
capaz de reconstruir cada pedazo que ahora se derrumbaba.
Sí, ese aleteo en mi interior, hoy crecía
"pensé tocando mi vientre" esas pequeñas alas de mariposa me
recordaban que no era cierto que estuviera sola.
Y entonces solo sonreí….
Ahora sí que lo demás ya no importaba.
FIN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario