Y dejar que el silencio se adueñara de
mi mente, seria de nuevo mi perdición.
lo sabía y lo temía.
Pero como otras
veces cuando llegaba nada se podía hacer.
Arrasaba a su paso todo lo que encontraba
dejando en su lugar, a la Nada.
Perdición absoluta de mi voluntad y esencia,
ahora derrotada por ese que en su invisibilidad,
aprisiona y
destruye lo hasta ahora creado.
Vacía y sin esperanza de un mañana,
me
dejo llevar por las horas,
que en su trayecto me acompañan con sus
segundos,
recordándome cuan largo es un minuto sin
ansias de futuro
y como de eterno es un instante cuando no esperas nada.
FIN.
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