sábado, 6 de diciembre de 2014

LOS SEGUNDOS SIN TI


Y las horas pasan en silencio, el teléfono  no suena, y a la puerta nadie llamara, lo sé, somos demasiado iguales como para no prever tu siguiente paso.
Dejaras pasar el tiempo, levantando una barrera cada vez más infranqueable, para ambos, en nombre de un título absurdo, que te dará el privilegio de ser el vencedor.
Todas las caricias y sonrisas de hasta ahora nuestras noches,  pasaran a un plano inexistente para dejar paso a un orgullo  y una dignidad mal entendida. 
Y yo... Yo mientras esperando, aguardare ese milagro que me libere de esta prisión auto impuesta en la que no puedo permitirme dejarte ganar un solo milímetro del espacio que nos hemos marcado, aunque con ello te pierda y por ello mis pupilas dejen de brillar.
Si, tu allí y yo aquí.
Tu tan fuerte, y yo tan herida, tu tan agredido, y yo tan cargada de unas razones que cada vez tienen menos peso en este saco que llevamos a nuestras espaldas, pero que ya no recordamos ni de que está lleno.
Me acerco a la  ventana buscando distracción, desplazo la cortina, y una tarde gris y plomiza me saluda lanzando, pequeñas gotas de lluvia,.. Juego con el cristal respirando contra él y dibujando monigotes absurdos, que me hacen burla constante. 
Un transeúnte, envuelto en su abrigo sujeta más firmemente su capucha, contra él, mientras se mimetiza con la pared en la que se apoya, lleva tanto tiempo ahí, que no puedo evitar sentir lastima por él.
A quien espera que no llega? Que le mantiene ahí ?contra viento y marea, si sobradamente sabemos tanto el como yo que después de tantas horas, ese alguien no acudirá...creo que sabe que le observo, aunque cuando cubierto con su capucha mira hacia donde estoy yo, disimulo haciendo cualquier bobada, como volver a empañar el cristal con mi respiración o seguir con el dedo esas gotas de lluvia que hace rato se convirtieron en ríos contra mi ventana y la calle.
Son más de las 12 de la noche y el único cambio que hay en su imagen es el de una pierna apoyada en la pared o la otra.
 Siento frió al verlo, de sus ropas caen auténticos chorros de agua, pero ahí sigue, aguantando....
Es hora de dormir, le miro una última vez en señal de despedida y al hacerlo me siento un poco traidora, por abandonarlo allí yo también.
Apago las luces y con un último suspiro cierro los ojos para intentar olvidar este día en el que no he parado de pensar en ti y echarte mortalmente de menos.
La mañana trae un sol radiante, que tal y como ayer hacia la lluvia contra mi cristal hoy lanzara sus rayos juguetones contra mi cara al asomarme. Inconscientemente busco a mi compañero de lluvia, pero no hay rastro de él.
El sol dificulta mi vista hacia ese el lugar donde se encontraba ayer, pero creo ver algo en la pared que anoche no estaba.
Con esfuerzo consigo centrar mi vista:
Una lágrima seguida de mil más me hacen, reconocer TU escritura:
Tú ganas princesa, sin ti, soy nada.


                                               FIN.

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