viernes, 5 de diciembre de 2014

PIRAMIDE DE KEOPS 1ª parte


A ojos de cualquiera se diría que estabas totalmente atenta a lo que decían tus compañeras de mesa, reías e intervenías en ocasiones para hacer tu pequeña aportación a lo que se debatía, mientras paladeabas aquel postre de canela, con verdadera devoción y placer.
Pero eso, solo era a ojos de los demás...
Yo tenía clara tu intención, sabias perfectamente que yo desde algún punto observaba y eso te hacia engrandecer-te en cada movimiento, al saberte devorada en la distancia, y  presumiendo, que entre tanta gente estabas a salvo de mí y de un posible ataque frontal.
El simple hecho de cruzar tus piernas era un espectáculo calculado y deliberado para mis ojos.
Hacías  rozar tus rodillas hasta separarlas ligeramente, para después levantar la pierna y deslizarla contra la otra dejando que tu falda se subiera unos cm más.
El camarero se acercó a vuestra mesa y en voz suave y calma te informó de que tenías una llamada telefónica en la recepción del hotel.
Anduviste hasta el mostrador y con cuatro frases diste por concluida la comunicación.
De regreso a tu mesa, te paraste para buscar algo en tu bolso junto a un espejo.
Se oían las voces y el barullo de la gente, entradas y salidas, y entre el bullicio me distinguiste acercándome.
No hubo gesto alguno que mostrara alteración en ti, jugabas fuerte, y esta vez creías que el tanto seria para tu marcador.
Dando un último toque a tus labios con la vaselina, recogiste tu bolso y avanzaste hacia mi segura, radiante deslizándote con aquellos tacones de aguja que te hacían esas piernas de infarto, nos cruzamos tanto en paso como en miradas, y ni tu aflojaste ni yo me retire.....
Sujetaba firmemente mi bolso cuando fui literalmente arrastrada por ti debajo del hueco de las escaleras que llevaban a la primera planta.
Sonreías con esa mueca triunfante, sabias que yo no hablaría para ser descubiertos y con un mordisco a mis labios me obligaste bruscamente a abrir la boca, metiéndote en ella y paladeando mi sabor a tus anchas.
No siempre se está a salvo de todo, mi lady, me dijiste, y acto seguido introdujiste un dedo invasor en mi ropa interior bebiéndote a continuación el gemido que salió de mi garganta.
comenzaste una batalla en mi boca recorriendo cada cm mientras como hermano gemelo tu dedo entre mis piernas imitaba el movimiento q hacías en mis labios.
Cada empuje de tu lengua equivalía a una embestida de tus dedos dentro de mí, uno, dos...perdí toda noción de tiempo y lugar, solo sé que quería más, que te quería a ti, en ese momento, en esa escalera entre tanta gente que podía pasar y descubrirnos, pero me daba igual y así te lo dije.
Tú,  reacción fue  más violenta aun, desabrochaste tu pantalón y levantándome una pierna para abrazar tus caderas reemplazaste tus dedos.
Solo fue un roce un maravilloso roce que me hizo elevarme hasta ti buscando la unión completa.
Ahora ya sabes lo que es que te dejen a medias sudando y con la garganta seca de necesidad.

la próxima vez no seré tan suave señorita, con una última incursión a mi boca terminaste diciendo, a partir de este momento, ya si hay dos  jugadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario